Algunas lágrimas aparecieron cuando todo el público, que cubría la platea y los palcos, entonaros las estrofas del himno argentino. Porque no hay argentinos con más derecho a cantar "Oh juremos con gloria morir"...que los veteranos de guerra. Porque además, ellos honran cada día, a los que cumplieron con su juramento: hasta perder la vida.
Por eso, se merecen la noche que tuvieron, que no era solo, cantantes en un escenario ni canciones hermosas; era el compromiso de sobrevir y honrar la vida. Porque quienes fueron el alma del espectáculo, honraron su compromiso con el Centro de Veteranos.
Y seguramente, desde aquellos dias en los sotanos del ex estadio Bebán o la Plaza Belgrano donde comenzaron a reunirse hace veinticinco años; hasta esta realidad de casa propia y museos; hubo mucho trabajo, desvelos, gestión y pasión.
Por eso, la foto que acompaña estas sencillas palabras de redactor. Porque en el escenario no estuvieron solos, detrás de ellos, como en los tiempos de 1982 estaba un pueblo. Anoche, se suraron los que son guardianes sin relevo ni franco; que custodian eternamente nuestras Islas.