Celia López Alonso fue secuestrada el 13 de octubre de 1976 en la Capital Federal en su departamento de la calle Charca al 1900 al lado de la Comisaría 19 de la Policía Federal Argentina. Ella era delegada de los empleados del Banco Español del Río de la Plata; además era estudiante de Bellas Artes y realizó prácticas como escenografía en el Teatro Colón.
Celita, como se la conocía en el calor de una familia republicana - descendientes de vascos- había nacido en medio de la Guerra Civil y tenía una partida de nacimiento del Gobierno Vasco en el Exilio, aunque había nacido en territorio catalán.
Su padre Eladio López y su madre Celia Alonso llegaron a la Argentina en la década del 50 - más precisamente en 1953- buscando aires de libertad y un lugar donde criar a sus hijos Celia y a Alberto.
Eladio había sido empleado del Banco de Vizcaya y su madre costurera. Celia se crió junto a sus primos en San Nicolás en un clima de debate político constante y de discusiones sobre diferentes posturas políticas pero siempre enfrentadas contra las dictaduras - especialmente la de Franco- y en contra de los fascismos que gobernaron América Latina.
Ella era una lectora compulsiva y una defensora de los desposeídos lo que la llevó a militar en las filas del PRT, Partido Revolucionario de los Trabajadores, organización de superficie del Ejercito Revolucionario del Pueblo.
Aquella noche del 13 de octubre un grupo armado de ocho hombres pidió zona liberada en la calle Charcas a la comisaría 19 y procedió a ingresar al edificio en busca de una gallega - sinónimo de española en la Argentina-. Se la llevaron a un centro clandestino de tortura o fue ejecutada inmediatamente, nunca se pudo saber ya que no hay testimonio de haber sido vista en los chupaderos de la dictadura - como se testimonia en la página de Nizkor. Es probable - aunque no se pueda comprobar- que haya sido trasladada a San Nicolás donde residía la familia y que haya sido asesinada y fondeada en el Río Parana. A pesar de l tiempo, hay demasiados interrogantes en torno a su secuestro y asesinato.
Su padre y su madre fallecieron sin poder dar con datos certeros de su hija. Alguna vez recibieron como respuesta de monseñor Pío Laghi que había que tener resignación cristiana que era sinónimo de olvido y aceptar el asesinato del terror de estado.
El nombre de Calia López Alonso volvió a sonar en el salón de la Sociedad Española de la Capital Federal cuando la Comisión de Familiares de Españoles desaparecidos hizo un acto frente a las autoridades de la embajada.
También figura en un libro - con el testimonio de su primo- que escribió el periodista vasco Alberto Baradarain acerca de los vascos asesinados por el régimen de Videla.
Los egresados de “La Belgrano” y de “la Pueyrredón” (escuelas nacionales de arte) hace unos años atrás recordaron y restituyeron la memoria de los ex alumnos victimas del terroirismo de estado.
Sin embargo en la mesa de sus primos siempre tiene un lugar no sólo por haber sido una consecuente luchadora de los derechos de los más necesitados sino que además todavía buscan desamordazarla y regresarla porque dejo pendientes algunas palabras compañera del alma, compañera.
Recibí todas las novedades en tu correo
© 2024 Radio Noba. Derechos reservados ®
Desarrollo : Estudio WebDB Software