A cuarenta y dos años sigue presente no solo porqués es un conflicto contemporáneo sino porque hay "memoria viva" entre nosotros. Pero como es costumbre esa conmemoración es silenciosa y recoleta.

Los profundos dolores los argentinos los exorcisamos entre las tripas y el estómago. Ayer fue un día de actos y conmemoraciones oficiales; pero es un día silencioso, austero y sobrio.

El mundo hace dos años se admiraba del espíritu alegre y festivo de la barra argentina en Qatar pero eran pocos los que percibieron que detrás de esas canciones y esa fuerza se esconden unas tristezas abismales, lágrimas profundas, dolores inacabados.

Se menciona en las míticas canciones a "los pibes de Malvinas que jamás olvidaré" o "dejar la vida como hicieron los soldados de Malvinas"...se cantaba como un ariete de memoria, como una herida permanente poniendo a los jugadores en un plano que nada tiene que ver con el juego. Pero para nuestro pueblo o si se quiere para la hinchada es casi lo mismo. La guerra con los británicos finalizó en medio del mundial de España.

¿Habrá sido esa conjunción de tiempo que hace que los argentinos lo tengamos asociado Malvinas y Selección?

Aunque es un factor a tener en cuenta en el breve análisis, no es el único. El imaginario de un pueblo es dinámico. Se va renovando constantemente y resignifica su historia de una manera extraordinaria.

Sin embargo, a pesar del sistema "desmalvinizante", los argentinos silenciosos en este caso, no parecen haber aceptado la derrota como otros pueblos que andan por el mundo. Cómo los mismos ingleses que fueron derrotados por Shaka en Sudafrica o por el mismo Liniers en la la calles de Buenos Aires o como los norteamericanos en Viet Nam o Corea; y ni hablar de los alemanas. Todos sabemos que la verdadera guerra nunca llega a los libros.

Es por eso que en este silencio que lleva cuarenta y dos años, los veteranos y los combatientes tienen la palabra. El pueblo argentino espera en silencio para que puedan “oir los mortales”.