La mañana del paro en San Nicolás vio a muchos comercios que abrieron sus puertas.
En especial, los supermercados y una buena parte del negocio minorista.
“Sabes lo que pasa que, las ventas son a cuenta gotas, aunque no entre nadie; pero tenemos que abrir”- explicaba el propietario de un negocio de electrodomésticos que en el salón de ventas solamente había un cliente.
Hasta el mediodía, se vio un movimiento importante aunque el transporte público no funcionara.
En las escuelas, los directivos asistieron para abrir las puertas, pero carecian de alumnos que, en su mayoría los padres, decidieron no enviar a sus hijos.
La verdadera fortaleza del paro fue en el sector industrial y productivo. En una reunión del cuerpo de delegados, que capitaneó el propio Brunelli, los metalúrgicos agregaron un motivo más para parar: falta de seguridad en la planta.
La tarde mostró otra cara. Si bien algunos negocios estuvieron abiertos, la afluencia y la circulación de los nicoleños bajó ostensiblemente.
Cayó la luz del día, y la vuelta al perro nos hacía recordar a un domingo.